21 agosto, 2010

La agonía de las luciérnagas


Queda el pasado yermo

entre la almohada

y el bisturí del recuerdo

que abre con precisión,

la carne algunas noches.

Queda la tristeza de no ser,

de que no fue.

Olvidarte cien veces queda.

Y el tiempo invertido

gotea y se filtra en la oquedad

que dejaron nuestros cuerpos.

Aletea aún, una mirada sin descifrar

y sé, que mira de soslayo,

como mis dedos se encienden y se apagan

en plena oscuridad.

Queda un pasado nítido esta noche.

Mañana no tendré más dictamen que el de percibir,
luciérnagas muertas en mi cama.

08 agosto, 2010

Recuerda

Sí. Hago nudos a las cosas para recordar que existen. Pocas personas hay que sepan que llevan nudos en su interior. Sienten la cuerda apretar en la garganta, en el estómago; en la sién a veces. De esa forma comprenden que están vivos y que eso duele. Yo misma soy un nudo de pies a cabeza. Un caos de manos y piernas que ahora sabe lo difícil que es desatarlos con el tiempo. Una maraña espesa que de tanto recordar, olvidó que existe, que está llena de sogas y que, eso duele.