20 noviembre, 2009

Nostalgia en blanco



Volveré cuando brote de las ramas,
la piel blanca que engendra
el fruto.

Seda que envuelve con delicada ternura
el pálpito cotidiano de este ser,
gastado de tanto invierno.

Volveré cuando la primavera despliegue sin heridas,
el revuelo de los pájaros,
el rumor de la brisa entre los cuerpos del almendro.

Volveré para vestirme
de la danza que tus pétalos
ensayan hasta la acrobacia.


Quisiera descansar de recuerdos y
mecer entre mis brazos,
la sombra que amé en los Arribes.

Quisiera volver y encontrarte,
nítida, hermosa.
Frágil como las horas que
nos confinaron a un adormecer,
bajo un tiempo sin oxigeno.

Siempre fuiste el aroma de mis noches.

He caminado tanto hasta encontrarte…

Mientras estos viejos pies hacen camino hasta el regreso,
mi corazón aguarda en la estación de Fregeneda.
Sobre la vía muerta, la evocación
que retorna, dócil, suave, etérea;
como la flor de un almendro indestructible.